lunes, 30 de diciembre de 2013



SARA SERRANO:

"Primera Fotografía de la Sábana Santa: Secondo Pía 1898"

En 1898, la Casa real de Savoya, entonces propietaria de la reliquia quiso darle solemnidad religiosa a la futura boda entre Vittorio Emanuele (III) y la princesa montenegrina Elena Petrovich-Niegos, que coincidía además con diversos aniversarios de la Iglesia en Turín.
Así, la Síndone estuvo expuesta desde el 25 de Mayo hasta el 2 de Junio; una exposición que pasó a la historia porque en ella se tomó la primera fotografía de la reliquia.
El afortunado fotógrafo, el prestigioso abogado Secondo Pia, tomó las fotografías en condiciones casi imposibles, en una gesta que él mismo, en un artículo escrito a principios del presente siglo en francés.
"En Mayo de 1898, acercándose la fecha de la solemne exhibición de la Santa Sábana, se me solicitó fotografiar la reliquia. Yo me ofrecía a realizar el trabajo, a cuenta mía (recuérdese que la fotografía era una afición sumamente cara) y con la renuncia a cualquier posible derecho. Esta propuesta, con el importante apoyo del Barón Antonio Manno, que me honra con su amistad, fue cálidamente aceptada por el Soberano, Su Majestad Umberto, quien tuvo la fineza de concederme un exclusivo permiso".
Respecto del proceso técnico, Pia relata:
"Mi preocupación era intensa y profunda, especialmente porque tenía que fotografiar un objeto que nunca antes había visto. Según quienes le habían visto en anteriores exposiciones, la Santa Sábana presentaba apenas unas débiles imágenes. Más temores me producían los problemas de la iluminación y las condiciones en las que debería operar".
Los temores de Secondo Pia eran justificados: el primer día dos lámparas eléctricas de desigual intensidad –las primeras que se utilizaban en un evento como éste- le hicieron imposible lograr una impresión en la primera sesión. Al día siguiente, la tarea fue igualmente imposible: a las luces desiguales se sumaba la colocación de un vidrio que se había puesto para impedir el maltrato de la reliquia.
Pero el abogado siguió intentando desde el estrado especial que había solicitado levantar, siempre detrás de su cámara de 50 x 60 centímetros. Finalmente, pese a las dificultades y a la distancia –8 metros del altar- el abogado fue capaz de realizar sus fotografías bajo las características técnicas que él mismo describe:
" Expuse dos placas de 50 x 60 centímetro, una con una exposición de 14 minutos y la otra con una exposición de 20 minutos utilizando un lente Voigtlander con un diafragma de dos milímetros. Puse delante del lente un filtro amarillo muy leve usando placas ortocromáticas de la firma Edward, reveladas con una solución normal de oxalato ferroso sin ninguna preparación química especial que pudiese alterar de laguna manera el resultado usual del revelado".
"Encerrado en el cuarto oscuro, concentrado sobre mi trabajo, sentí una gran emoción cuando, durante el revelado, vi aparecer primero el Santo Rostro en la placa con tal resolución que me sorprendí y alegré pues desde ese momento pude estar seguro del buen resultado de mi obra de arte".
El primer descubrimiento del abogado turinés fue que la imagen en realidad era el "negativo" de la impresión de un hombre difunto: En efecto, si la imagen aparecía como un "perfecto positivo" el objeto no podía ser otra cosa que un "perfecto negativo".
Las placas originales, los escritos, las múltiples copias, ampliaciones y estudios del abogado fueron donados en 1961 por su hijo Giuseppe a los investigadores, concediendo así el primer material serio de estudio científico sobre la foto, hasta los exámenes realizados en 1977.
Debemos tener en cuenta que en aquel entonces realizar una fotografía a algo sagrado podría resultar irrespetuoso, y más cuando las cámaras fotográficas comenzaban a popularizarse. Además el Rey temía que las fotografías se difundieran y pudieran dársele un uso inadecuado y sacrílego. 
Al final, el monarca aceptó tras argumentarle que si la Síndone desapareciera por algún imprevisto, como por ejemplo un incendio como los acontecidos en el pasado, la fotografía haría que quedase constancia de la existencia de la reliquia, y por otra parte, cada vez se incrementaba el número de poseedores de cámaras fotográficas que podían inmortalizar la reliquia y hacer un mal uso de la imagen capturada, por lo que más valía adelantarse a otros indeseados fotógrafos.

Así, durante la ostensión pública que se llevó a cabo desde el 25 de mayo al 2 de junio de 1898 (a la que acudieron más de 80000 personas), se le concedió al señor Pia dos días para fotografiar la Síndone, el día 25 y el 28 de mayo. 
Hay que resaltar que aunque para Secondo Pia la fotografía era una afición, las muchas horas que pasaba detrás de su cámara experimentando diversas condiciones y posibilidades, le otorgaron una gran experiencia incluso frente a situaciones realmente complejas como es el caso de la fotografía de interiores para lo que ideaba sistemas de espejos que iluminaban zonas donde la luz no alcanzaba. 
Gracias a su pericia en el arte fotográfico fue nombrado presidente de la Asociación Fotográfica de Turín.








La primera intentona que el abogado tuvo para inmortalizar fotográficamente la Reliquia con su Daguerrotipo fue el día 25 de mayo a las 14 h. Pia se subió al andamio de madera que habían montado él y sus ayudantes con la intención de capturar la imagen a la altura de la Síndone. Iba a realizar dos exposiciones, una de 14 y otra de 20 minutos, empleando placas ortocromáticas de 50 x 60 cm. 
Sin embargo, ésta resultó ser una intentona fallida ya que a los 5 minutos de comenzar la primera exposición fotográfica, estalló uno de los filtros traslúcidos de vidrio esmerilado situados delante de una de las dos lámparas que iluminaban el lienzo.
La función de estos filtros era estabilizar la variable intensidad luminosa que emitían las lámparas. Tras estallar el filtro, no dio tiempo a más puesto que los fieles iban a comenzar a entrar al Templo para venerar la Reliquia. No obstante, Pia disponía de tres días para prepararse para la segunda y última intentona. 

Esta segunda oportunidad llegó el día 28.La sesión, aunque exitosa, no fue falta de dificultades como el robo de las tuercas de sujeción del andamiaje de 3,3 metros de altura sobre el que se situaría la cámara o la aplicación inesperada de un cristal protector delante del lienzo que ordenó colocar la princesa Clotilde para evitar el deterioro de la Síndone durante la ostensión, lo que producía un indeseado reflejo de los focos. Pia colocó los filtros de vidrio esmerilado entre los focos y la Síndone. 
Después de situar a 8 metros de distancia de la Síndone el andamiaje sobre el que se situaría el abogado con su cámara, encendió los focos y procedió con 4 exposiciones fotográficas de 8, 10, 14 y 20 minutos de duración. Todo el proceso quedó registrado en las actas por el notario Giuseppe Inclinan. Secondo Pia recogió las condiciones de su toma las cuales, junto con las observaciones de sus resultados, fueron incluidos en su libro “Memoria sulla riproductione fotografica della Santísima, Síndone de Torino”. 
A continuación, Pia llevó las placas a su casa y se encerró en su cuarto oscuro. Introdujo la placa de cristal de 50 x 60 cm. en una solución de oxalato de hierro y tras unos instantes el abogado pudo observar algo que le dejó realmente atónito. 

La imagen del Hombre de la Síndone que veía en la placa (en el negativo) era mucho más realista que la imagen presente sobre la Síndone misma, sorpresa que queda recogida en las siguientes palabras del propio abogado: “encerrado en mi cuarto oscuro, concentrado totalmente en mi trabajo, experimenté una intensa emoción cuando durante el revelado vi aparecer por primera vez el Rostro Santo, con tal claridad que quedé perplejo”. 
Por ello, no tardó en darse cuenta de que si lo que tenía en la placa era un positivo, forzosamente debía existir un negativo el cual indudablemente, en su opinión, no podía ser otro que el mismo lienzo. 
Posteriormente introdujo la placa en una solución fijadora de hiposulfito sódico y realizó una copia en positivo.




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